In crescendo

Crescendo (cresc.). Con aumento gradual.

In crescendo porque busco y miro, porque pruebo y rompo, porque quema y toco. Crescendo porque suena y subo, porque corto y creo, porque callo y grito, porque pierdo y gano.

In crescendo porque resto años, porque gano en banco y, madrugar… madrugar ya no me cuesta tanto (no tanto como sí me cuesta confesarlo…).

In crescendo porque siento perfección en lo imperfecta y aún a medias que estoy hecha. Porque aún me queda equivocarme, reintentar más de mil veces la undécima cerveza y abrazar las ganas de una maleta recién hecha.

In crescendo porque incluso estando agusto encuentro un ¨pero¨. Y lo digo porque no encuentro paz si pienso que con 24 años he encontrado mi sitio, mi yo, mi canción fav o mi forma de cantar.

Crezco y se me acumulan los años. Años de ideas, de planes, de enredaderas. Y es que por cada vela un nuevo hobbie acumulado, unos otros cuantos más besos dados -¡que nunca dejarlos como deseados…!- y varios chapuzones en el barro…

Barro de intentos, de velas apagadas y abrazos ya no dados… In crescendo porque disfruto embadurnada de ellos; de los golpes, de la lágrima y el silencio apagado. In crescendo porque disfruto de lo que me hace sumar días, anécdotas y heridas.

In crescendo porque miro y cojo. Y escojo el culo inquieto; escojo la paz del movimiento, el desorden, lo versátil y la buena compañía:

yo misma.

In crescendo porque sé que estoy alto

-y temblando-.

Pero ya te dije, papá:

a mi de las montañas rusas lo que no me gusta es bajar…